El océano, los mares, las costas continentales e insulares y aguas interiores han sido un eje fundamental en los discursos de progreso y desarrollo del Estado-Nación. En las últimas décadas, el turismo de costa, la explotación de recursos no renovables, la adecuación de infraestructuras para la navegación y los puertos han configurado un escenario de permanentes tensiones sociales, culturales y políticas entre habitantes, gobernantes, protectores y visitantes vinculados con los entornos acuáticos.
Es en ese sentido que se busca fortalecer la investigación haciendo énfasis en la relación del ser humano con los entornos acuáticos donde se generan percepciones, representaciones y materialidades que pueden ser susceptibles de ser estudiadas desde el ámbito arqueológico, antropológico , histórico, turístico y legal. Partiendo de los problemas territoriales y fronterizos, las comunidades que viven y usan el territorio representan un enclave para comprender los diversos niveles de soberanía territorial además de la configuración de un universo patrimonial material e inmaterial asociado al agua (marres, ríos y lagunas). Así, se puede identificar entonces la existencia de varias culturas marítimas y acuáticas en un territorio específico. Esta concepción plural de lo marítimo haría referencia a los diversos niveles de percepción y apropiación del entorno marítimo, lo que conllevaría a pensar en múltiples procesos y formas de territorialización marítima basados en diferentes tipos de construcción del territorio ya sea desde la visión del Estado o desde las mismas comunidades. Surge la necesidad de repensar la relación de fronteras permeables con comunidades que históricamente han convivido el espacio marítimo para así pensar en la configuración de los territorios líquidos. |
"El océano es más antiguo que las montañas y esta cargado con los recuerdos y sueños del tiempo."
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Última actualización: Noviembre 2020
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